Escrito por Diego Fernández

Dirección de equipo en minibasquet (I)

Los entrenadores de baloncesto vivimos en un continuo de toma de decisiones. Necesitamos ser proactivos, centrándonos en aquello en lo que podemos influir, y creativos, liberando el talento existente en nuestros jugadores.

Junto con ello, será muy importante que sepamos convivir con el error, ya que una constante toma de decisiones derivará inexorablemente en aciertos y fallos. Aceptar el error como algo inherente a nuestro trabajo será imprescindible, a la vez que tener una autoexigencia formativa. Somos responsables de nuestro propio aprendizaje, y éste no puede pararse únicamente en los cursos de entrenador, sino que debe seguir más allá. Tenemos más que suficientes herramientas para ello.

El entrenador debe liderar, pero para ello tenemos que entender los tipos de liderazgo que podemos utilizar (autoritario, democrático, autogestión, etc.), y como formar nuestro propio estilo:

  • ¿Cuáles son nuestros valores personales? Compromiso, actitud.
  • Nuestros sentimientos. ¿Me apasiono con mi trabajo o sólo cumplo el expediente? Reconocer la realidad.
  • Qué imagen transmitimos a los que nos rodean.
  • Nuestro nivel de comunicación, verbal y no verbal.

Rescato otra frase del libro «Así lideras, así compites», de Patricia Ramírez. Ésta es de Aito García Reneses: «consigo tener credibilidad a través de mi conocimiento sobre las ideas que defiendo».

¿Cuál es nuestro código ético como entrenador?

Nuestros compromisos no sólo con nuestro equipo/club/jugadores sino con nosotros mismos. Nuestros valores marcarán nuestro código ético personal :

  • ¿Metódico?
  • ¿Trabajador?
  • ¿Con inquietudes?
  • ¿Fomento la cohesión?
  • ¿Me preocupo por mi equipo también fuera de la pista?
  • Etc.

Tengamos presente que, especialmente en categorías de iniciación y formación, no sólo entrenamos, sino que somos un referente para nuestros jugadores a todos los niveles. Entrenamos, formamos y educamos, así que tenemos que ser un ejemplo a seguir en nuestra conducta.

¿Cómo dirijo? ¿Cómo corrijo?

A menudo nos entra la duda en este campo. El castigo (positivo-negativo) y el refuerzo (positivo-negativo) son herramientas básicas con las que tendremos que «jugar» a la hora de dirigir un colectivo.

  • No entrenar empleando el castigo como herramienta principal.
  • Buscar el equilibrio, sin abusar tampoco del refuerzo positivo, ante la posibilidad de que pierda efectividad.
  • Fomentar disciplina y respeto entre todos.
  • Confianza y compromiso. Pilares básicos, dar y generar.
  • Captamos deportistas, tenemos que fomentar el aspecto lúdico del deporte en cada entrenamiento. Esto debemos acompañarlo de la competitividad, necesaria en cada ejercicio.
  • Formar «gente para el baloncesto», no sólo hacen falta jugadores buenísimos, los que no lo son (o no lo van a ser) tanto son igual de importantes. Necesitamos gente que quiera quedarse en el baloncesto, y para ello el recuerdo de su etapa de jugador debe ser positivo.
  • Escapar de la previsibilidad en la tarea.
  • Dinamizar los entrenamientos, todo el mundo hace algo en cada momento.
  • Pocos objetivos, claros y concisos. Si corregimos todo en cada ejercicio generaremos un alto nivel de frustración en el grupo y en nosotros mismos.
  • Ejercicios sencillos. Escapar de aquellos que nos obligan a centrarnos más en cómo rotamos que en el objetivo en sí.
  • Enseñar la técnica del juego. Es lo más difícil, pero lo que más necesitan los jugadores jóvenes.
  • Potenciar las fortalezas del grupo y del jugador. Generar confianza y a partir de ahí mejorar las debilidades.
  • Comunicación bidireccional. Hablar y escuchar.
  • Formación por encima del resultado (éste como consecuencia final).
  • Búsqueda de la exigencia idónea.
  • Diferenciar ritmo de aprendizaje de ritmo de entrenamiento.